Leía este domingo en el diario "El Comercio" las razones del renacido enfrentamiento entre Inglaterra y Argentina por las Islas Malvinas. El petróleo no es poca cosa y por ello seguramente en la cumbre de Río de este año se firmó EL Acuerdo de Cancún, en el que entre otros aspectos, se señala el apoyo unánime a la presidente Fernández y a la nación argentina.
En el siguiente artículo se recuerda la nefasta guerra de 1982 en el que Perú tuvo una anecdótica participación.
Por: Roger Zuzunaga Ruiz (Periodista)
Domingo 28 de Febrero del 2010
“Compatriotas, hemos recuperado, salvaguardando el honor nacional, sin rencores, pero con la firmeza que las circunstancias exigen, las islas Malvinas, que integran por legítimo derecho el patrimonio nacional”. El 2 de abril de 1982 un eufórico general Leopoldo Galtieri, quien entonces encabezaba la junta militar que gobernaba Argentina, anunciaba así, y de manera sorpresiva, que el archipiélago ocupado por los británicos en 1833 volvía a formar parte del territorio nacional.
Cinco mil soldados habían ocupado Puerto Stanley, la capital de las islas Malvinas. Así, la peor crisis política que enfrentaba la dictadura, salpicada por denuncias cada vez más frecuentes sobre desapariciones y serios problemas económicos, pasaba a segundo plano, desplazada por el sentir nacionalista de los argentinos, que veían reivindicado un histórico anhelo nacional. En adelante, por plazas y calles el único tema de conversación era las Malvinas y el orgullo que se sentía por los soldados que hicieron ondear la bandera del país en aquella tierra que reclamaban como suya. Incluso daba la sensación de que la adhesión popular al régimen empezaba a asemejarse a la que tuvo en 1976... (la nota íntegra la puede leer en el blog de mi amigo Eddy Romero Meza)
En el siguiente artículo se recuerda la nefasta guerra de 1982 en el que Perú tuvo una anecdótica participación.
Por: Roger Zuzunaga Ruiz (Periodista)
Domingo 28 de Febrero del 2010
“Compatriotas, hemos recuperado, salvaguardando el honor nacional, sin rencores, pero con la firmeza que las circunstancias exigen, las islas Malvinas, que integran por legítimo derecho el patrimonio nacional”. El 2 de abril de 1982 un eufórico general Leopoldo Galtieri, quien entonces encabezaba la junta militar que gobernaba Argentina, anunciaba así, y de manera sorpresiva, que el archipiélago ocupado por los británicos en 1833 volvía a formar parte del territorio nacional.
Cinco mil soldados habían ocupado Puerto Stanley, la capital de las islas Malvinas. Así, la peor crisis política que enfrentaba la dictadura, salpicada por denuncias cada vez más frecuentes sobre desapariciones y serios problemas económicos, pasaba a segundo plano, desplazada por el sentir nacionalista de los argentinos, que veían reivindicado un histórico anhelo nacional. En adelante, por plazas y calles el único tema de conversación era las Malvinas y el orgullo que se sentía por los soldados que hicieron ondear la bandera del país en aquella tierra que reclamaban como suya. Incluso daba la sensación de que la adhesión popular al régimen empezaba a asemejarse a la que tuvo en 1976... (la nota íntegra la puede leer en el blog de mi amigo Eddy Romero Meza)
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