miércoles, 23 de diciembre de 2009

PERDIMOS JUICIO POR TESOROS COLONIALES.

Fuente: RPP.COM.PE
La empresa Odyssey deberá devolver el tesoro valorado en 500 millones de dólares a España en un plazo de diez días, según una orden firmada por el juez Steven D. Merryday del distrito federal de Tampa (Florida).

Merryday, que tomó la decisión ayer, rechaza, según el documento judicial, las últimas reclamaciones presentadas por la empresa estadounidense sobre la propiedad de las monedas y otros objetos valorados en 500 millones de dólares extraídas por Odyssey de la fragata "Nuestra Señora de las Mercedes".

La decisión del magistrado es una más de las que ha adoptado el tribunal de Tampa en favor de las tesis españolas defendidas por el abogado estadounidense James Goold.

La sentencia estipula que Odyssey puede seguir haciéndose cargo del tesoro hasta que se establezca la manera de entrega y a la espera de un posible recurso que pudiera presentar la empresa estadounidense.

Como en anteriores sentencias, Merryday reafirma que el tesoro extraído por Odyssey del fondo del mar, en un pecio denominado por la empresa estadounidense "Cisne Negro", pertenece sin duda a la fragata española "Nuestra Señora de las Mercedes".

Por ello, según el juez, el lugar del hundimiento y todos los objetos encontrados están bajo soberanía española, lo que reafirma las decisiones previas en el mismo tribunal de Tampa del juez Mark Pizzo.

La empresa Odyssey ha mantenido en varios recursos que no hay pruebas definitivas de que se trata de la fragata "Nuestra Señora de las Mercedes" y que, aunque así fuese, el buque estaba en una misión comercial y no militar cuando se hundió en el Océano Atlántico, muy cerca de la costa portuguesa, en 1804.

El tesoro incluye monedas de plata y oro que Odyssey trasladó a Florida en secreto y que mantiene guardadas en uno de sus almacenes.

La cancillería peruana inició acciones legales en EEUU para que se devuelvan las 17 toneladas en monedas de oro y plata de lo que fuera el virreinato del Perú.
EFE/RPP.com.pe

lunes, 14 de diciembre de 2009

LA CUMBRE DE COPENHAGUE

Por Anna Cuenca (AFP)
La posibilidad de que la cumbre sobre el clima acabe con un estrepitoso fracaso debido a las enormes divergencias entre países industrializados y en vías desarrollo se hacía patente el lunes en Copenhague, a sólo cinco días del fin de la reunión.

Los países africanos, respaldados por el G77 -que agrupa a 130 países en vías de desarrollo-, suspendieron su participación en varios grupos de negociación en la Conferencia sobre cambio climático que se celebra en la capital danesa.

"Abandonaron, me han dicho, los grupos de negociación", declaró a la AFP un ministro de un país occidental que requirió el anonimato.

"Esta situación puede ser superada, todo depende de si existe una voluntad de ser constructivos", agregó.

Esta suspensión surgió de la voluntad de denunciar que los países ricos están desentendiéndose del Protocolo de Kioto, el único instrumento internacional actualmente existente para luchar contra el calentamiento global, que impone obligaciones a las naciones industrializadas al tiempo que protege a los países en vías de desarrollo.

"Africa ha dado la señal de alerta para evitar que el tren se estrelle al final de esta semana", afirmó Jeremy Hobbs, director ejecutivo de la ONG Oxfam International, en referencia a la cumbre que el viernes reunirá a cerca de 120 jefe de Estado y de Gobierno, entre ellos los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, así como el primer ministro chino, Wen Jiabao.

"Los países pobres quieren un resultado que garantice importantes reducciones de emisiones, sin embargo los países ricos están intentando retrasar las discusiones sobre el único mecanismo del que disponemos para esto, el Protocolo de Kioto", agregó.

El Protocolo de Kioto impone reducciones obligatorias de las emisiones de gases de efecto invernadero a los países industrializados pero no a las naciones en vías desarrollo. Su primera fase de objetivos expira a finales de 2012 y la cumbre de Copenhague tiene como misión intensificar la acción internacional para después de esa fecha.

Los países en desarrollo defienden el mantenimiento del Protocolo de Kioto, con una segunda fase de compromisos a partir de enero de 2013, pero algunos países ricos como Estados Unidos prefieren elaborar un nuevo tratado, con bases diferentes.

Estados Unidos, que nunca ratificó Kioto, considera que el Protocolo es injusto porque no impone obligaciones a las grandes potencias en desarrollo, como China, India y Brasil, responsables de una gran parte de las emisiones de CO2 mundiales... (la nota completa la encuentra en este enlace)